La Guerra Civil española tiene el dudoso honor de cambiar el concepto de los enfrentamientos bélicos y por primera vez, con los bombardeos de la aviación sobre las principales ciudades, en la retaguardia se sufre tanto como en el campo de batalla. Barcelona en general y la Barceloneta en particular es el laboratorio de ensayo de este nuevo sistema bélico y niños, mujeres y ancianos, que hasta aquel momento se mantenían al margen de la guerra, descubrieron que en este terrible conflicto no había ningún lugar en el que se estuviese a salvo.
La Barceloneta por su especial ubicación se convierte en un objetivo estratégico y sin duda es la zona cero de la ciudad de Barcelona entre 1937 y 1939. El miedo a los bombardeos es de tal magnitud que se intensifica la construcción de refugios, muchos de ellos en pésimas condiciones, lo que los acaba convirtiendo en trampas mortales. El hecho de no poder garantizar su seguridad hace que la población de la Barceloneta posiblemente fuese pionera en otro drama, el de los refugiados, ya que la Junta de Defensa Pasiva acabó aconsejando la evacuación de la población por la caída de las bombas en un territorio cuyo estrecho entramado de calles duplicaba los estragos causados y el que ni siquiera se contaba con un sistema de refugios efectivo. En aquellos momentos la Barceloneta contaba aproximadamente con unos 35.000 habitantes y no todos podían marcharse fuera de Barcelona por sus propios medios. Aquellos que tenían menos recursos, tuvieron que buscar cobijo en otros barrios de la ciudad. Si bien inicialmente la autoridad competente intentó garantizar la ayuda a los refugiados, esta situación colapsó a una administración que estaba en plena guerra.
En estos días se está recordando intensamente los terribles tres días de marzo de 1938, quizás los peores de la historia de la ciudad Barcelona, que la aviación italiana aprovechó para probar una nueva táctica de bombardeos. Benito Mussolini desde Italia, ignorando la opinión de Franco, dió la orden de machacar Barcelona. En vez del método tradicional de concentrar todos los aviones y de lanzar todas las bombas posibles en un mismo punto, se decidió innovar y organizar los ataques de forma ininterrumpida en diferentes puntos de la ciudad de Barcelona, de modo que los sistemas de alarma no servían para nada: los ciudadanos ya no sabían si las sirenas indicaban el inicio o el fin del ataque. Este sistema nunca antes había sido probado sobre la población civil. El efecto fue terrible. Durante 41 horas de incesantes ataques, los Savoia-79 lanzaron 44 toneladas de bombas sobre la ciudad, causando la muerte a más de novecientas personas.
El día 17 fue el peor, una bomba impactó sobre un camión militar en el centro de la ciudad que transportaba dinamita. La explosión fue devastadora. Una gigantesca columna de humo aterrorizó a la población civil que nunca había visto tantos edificios destruidos de un golpe. Eso creó la leyenda de que los italianos habían probado una "superbomba" en Barcelona. El día 18 por fin se ordenaba a los aviadores italianos que detuviesen los ataques.
Después de este ataque tan brutal por desgracia la Barceloneta continuó siendo objetivo prioritario en bastantes de los bombardeos realizados a lo largo de 1938 y 1939. Sin duda sus habitantes, tanto los que perdieron la vida como los que sobrevivieron, merecen el mejor homenaje y el reconocimiento por haber resistido estoicamente de forma continuada a todas las penurias que les representó este amargo episodio de nuestra historia.
La Barceloneta por su especial ubicación se convierte en un objetivo estratégico y sin duda es la zona cero de la ciudad de Barcelona entre 1937 y 1939. El miedo a los bombardeos es de tal magnitud que se intensifica la construcción de refugios, muchos de ellos en pésimas condiciones, lo que los acaba convirtiendo en trampas mortales. El hecho de no poder garantizar su seguridad hace que la población de la Barceloneta posiblemente fuese pionera en otro drama, el de los refugiados, ya que la Junta de Defensa Pasiva acabó aconsejando la evacuación de la población por la caída de las bombas en un territorio cuyo estrecho entramado de calles duplicaba los estragos causados y el que ni siquiera se contaba con un sistema de refugios efectivo. En aquellos momentos la Barceloneta contaba aproximadamente con unos 35.000 habitantes y no todos podían marcharse fuera de Barcelona por sus propios medios. Aquellos que tenían menos recursos, tuvieron que buscar cobijo en otros barrios de la ciudad. Si bien inicialmente la autoridad competente intentó garantizar la ayuda a los refugiados, esta situación colapsó a una administración que estaba en plena guerra.
En estos días se está recordando intensamente los terribles tres días de marzo de 1938, quizás los peores de la historia de la ciudad Barcelona, que la aviación italiana aprovechó para probar una nueva táctica de bombardeos. Benito Mussolini desde Italia, ignorando la opinión de Franco, dió la orden de machacar Barcelona. En vez del método tradicional de concentrar todos los aviones y de lanzar todas las bombas posibles en un mismo punto, se decidió innovar y organizar los ataques de forma ininterrumpida en diferentes puntos de la ciudad de Barcelona, de modo que los sistemas de alarma no servían para nada: los ciudadanos ya no sabían si las sirenas indicaban el inicio o el fin del ataque. Este sistema nunca antes había sido probado sobre la población civil. El efecto fue terrible. Durante 41 horas de incesantes ataques, los Savoia-79 lanzaron 44 toneladas de bombas sobre la ciudad, causando la muerte a más de novecientas personas.
El día 17 fue el peor, una bomba impactó sobre un camión militar en el centro de la ciudad que transportaba dinamita. La explosión fue devastadora. Una gigantesca columna de humo aterrorizó a la población civil que nunca había visto tantos edificios destruidos de un golpe. Eso creó la leyenda de que los italianos habían probado una "superbomba" en Barcelona. El día 18 por fin se ordenaba a los aviadores italianos que detuviesen los ataques.
Después de este ataque tan brutal por desgracia la Barceloneta continuó siendo objetivo prioritario en bastantes de los bombardeos realizados a lo largo de 1938 y 1939. Sin duda sus habitantes, tanto los que perdieron la vida como los que sobrevivieron, merecen el mejor homenaje y el reconocimiento por haber resistido estoicamente de forma continuada a todas las penurias que les representó este amargo episodio de nuestra historia.
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