La
vida da tantas vueltas que cuando la estela de alguien que ha alcanzado el
éxito se diluye en el tiempo, acaba siendo simplemente una fuente o una calle.
En
1959, Carmen Amaya, ya enferma, volvió sobre sus pasos para inaugurar una
fuente en el futuro Paseo Marítimo que llevaba su nombre. El urbanista Vicenç
Martorell había encargado la escultura de la fuente a Rafael Solanic, escultor
catalán de renombre vinculado con el Noucentisme, y éste hizo una
representación de unos niños pequeños y desnudos bailando en un "tablao
flamenco". Esta escultura de la capilla de la fuente parece que no gustó
demasiado a alguna alta autoridad que se escandalizó, pero Carmen Amaya, en la
que si había encantado la obra, contestó que no pasaba nada por que fueran
desnudos porque eran angelitos y añadió y "estos siempre van desnudos,
señor rector". Así zanjó ella el
escándalo.
La
fuente, que ha languidecido durante largo tiempo, debe ser hoy la excusa para recordar que detrás existió
alguien de carne y hueso. Una mujer que llevó su arte de las tabernas de la Barceloneta a todo
el mundo.
En este
mes de octubre, han concluido los trabajos de la fuente de Carmen Amaya. Se ha
colocado una rampa para salvar el desnivel que, anteriormente, obligaba a subir
o bajar las escaleras situadas a ambos lados de la fuente. La fuente se ha restaurado y se han liberado
los muros de piedra que lo rodeaban, un trocito rodeando si podría haber
quedado quizás¿?, y se ha dejado sólo el frontal de la fuente, el nombre de
Carmen Amaya ahora es mucho más visible. Y con ese nombre, ahí tan grande, los
paseantes se preguntan cosas sobre la titular y se echa a faltar una pequeña
información que recuerde que antes que fuente fue persona y triunfó. Quizás
está ya previsto, si no pues…por pedir que no quede… pero con ese detalle
estaría perfecto.
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